El avance de las demencias en la población y los riesgos de la utilización en ancianos de algunos de los fármacos más usados para tratar los síntomas neuropsiquiátricos de este trastorno evidencian la necesidad de buscar nuevas armas terapéuticas. La I+D se prepara, y ya intenta ampliar el arsenal.
Cerca del 5 por ciento de las personas de más de 65 años sufre demencia, cifra que crece de forma exponencial según avanza la edad. Y, entre otros problemas asociados a las demencias, los trastornos de la conducta preocupan de manera especial.
Hay varios fármacos para tratar estos problemas, pero uno de los grupos más usados, los antipsicóticos, indicados en pacientes ancianos con demencia y trastornos de conducta graves (como alucinaciones o cuadros similares), se ha visto inmerso en la polémica, después de que la Agencia Europea EMEA lanzara una alerta el pasado diciembre, tras hacer una revisión de ensayos que indicaban que usar este tipo de medicamentos en pacientes ancianos con demencia podría aumentar la mortalidad.
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Fuente: Correo Farmacéutico
Cerca del 5 por ciento de las personas de más de 65 años sufre demencia, cifra que crece de forma exponencial según avanza la edad. Y, entre otros problemas asociados a las demencias, los trastornos de la conducta preocupan de manera especial.
Hay varios fármacos para tratar estos problemas, pero uno de los grupos más usados, los antipsicóticos, indicados en pacientes ancianos con demencia y trastornos de conducta graves (como alucinaciones o cuadros similares), se ha visto inmerso en la polémica, después de que la Agencia Europea EMEA lanzara una alerta el pasado diciembre, tras hacer una revisión de ensayos que indicaban que usar este tipo de medicamentos en pacientes ancianos con demencia podría aumentar la mortalidad.
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